Cualquiera puede tener un enojo alguna vez en la vida, pero vivir en un estado permanente de irritación o ira constante influye negativamente en nuestra salud y funciona como una barrera u obstáculo que detiene nuestro crecimiento personal.
La ira se siente terrible. Nuestro estómago se vuelve un nudo, nos ponemos sudorosos, se nubla nuestro juicio y respondemos violentamente ante las situaciones que se nos presentan. Todos hemos estado allí. A veces, puede ser tan intenso que temblamos mientras experimentamos un fuerte odio hacia otras personas, pero cuando nos calmamos nos preguntamos ¿cómo fue posible que nos permitimos llegar hasta ese estado?
Pues muy simple, la emoción -ya sea negativa o positiva- es la respuesta de nuestro cuerpo a un pensamiento, que puede ser desencadenado por una situación externa, sin embargo, la mayoría de las veces esa situación es vista a través del lente de nuestra propia interpretación. Nuestro lente está coloreado por los conceptos mentales que cada quien tiene sobre el bien y el mal, lo mío o lo ajeno, lo correcto o lo incorrecto, etc… Todos tenemos diferentes lentes por lo tanto los conflictos por interpretación son inevitables y pueden desencadenar la ira o el enojo.
Las emociones negativas, como la ira, ponen a nuestro cuerpo en modo de supervivencia, es decir nuestro organismo siente como que estamos ante un grave peligro, lo cual produce un cambio fisiológico y se prepara para luchar o huir. Estas respuestas físicas interrumpen el flujo natural de energía lo que a su vez afecta a nuestro corazón, el sistema inmunológico, la digestión y la producción de hormonas. Una emoción negativa es por lo tanto un tóxico para el cuerpo e interfiere con su funcionamiento armónico y el equilibrio.
Además, dado que la clave del crecimiento personal es tratar de ser la mejor versión de nosotros mismos, ¿cómo crees que puedes ser lo mejor de ti mismo si tus enfados, rabia o frustración afectan negativamente tus relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo o incluso desconocidos?
¿No son tu salud física, mental y tu crecimiento personal más valiosos que la presión mental auto-inflingida al experimentar la ira? ¿Vale la pena reaccionar negativamente con emociones como rencor o dolor, solamente para satisfacer tu orgullo de forma temporal?
Es mejor intentar algunas habilidades para controlar el enojo. Veamos algunos tips para eliminar uno de los principales obstáculos que te impiden lograr tu crecimiento personal: La ira.
Si te comprometes contigo mismo a eliminar todos los factores que desencadenan la ira en tu vida, estarás enfocándote hacia una existencia más plena y te encontrarás en el camino correcto hacia el crecimiento personal.
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